La menopausia es una etapa inevitable en la vida de toda mujer que trae consigo una serie de cambios físicos, emocionales y hormonales. Entre ellos, uno de los aspectos menos discutidos, pero de gran relevancia, es la alteración en el deseo sexual. Para muchas mujeres, hablar del impacto de la menopausia en la vida sexual puede ser un tema tabú; sin embargo, en la actualidad, las mujeres están más empoderadas y preocupadas por mantener su bienestar integral, incluyendo su salud sexual, lo que lleva a una mayor apertura y búsqueda de soluciones.
Con la llegada de la menopausia, la disminución de los niveles de estrógenos y andrógenos produce cambios fisiológicos importantes. La sequedad vaginal, producto del adelgazamiento de la mucosa vaginal, puede causar molestias durante las relaciones sexuales, lo que muchas veces lleva a evitar el contacto íntimo. Por otro lado, la disminución de la testosterona, hormona también presente en mujeres, aunque en niveles más bajos que en hombres, puede contribuir a una reducción en el deseo sexual.
A estos factores biológicos se suman aspectos emocionales y psicológicos, como el estrés, la ansiedad o los cambios en la autoimagen, que pueden influir negativamente en la libido. Sin embargo, es importante desmitificar la idea de que la menopausia significa el fin de la vida sexual activa. Existen múltiples opciones para manejar estos cambios y recuperar el placer y la conexión en las relaciones íntimas.
Hoy en día, más mujeres están tomando el control de su salud sexual y buscando alternativas para mantener una vida íntima satisfactoria. Para la sequedad vaginal, los lubricantes y humectantes vaginales de uso diario son una solución inmediata y efectiva. En casos más severos, el uso de estrógenos vaginales locales, bajo supervisión médica, puede restaurar la salud vaginal sin los riesgos sistémicos asociados a otras formas de terapia hormonal. También, los moduladores selectivos del receptor de estrógenos y opciones como el láser vaginal han demostrado ser eficaces en la mejora del tejido vaginal.
Desde el punto de vista psicológico, la comunicación abierta con la pareja es fundamental para superar barreras emocionales. Además, la terapia sexual y el acompañamiento psicológico pueden ser herramientas poderosas para abordar las preocupaciones relacionadas con la menopausia y el deseo sexual.
De acuerdo con estudios recientes, hasta un 50% de las mujeres postmenopáusicas reportan algún grado de disminución en el deseo sexual, y más del 30% experimenta dispareunia (dolor durante las relaciones sexuales). Estos problemas no solo afectan la calidad de vida, sino también la percepción de satisfacción con la pareja y la autoestima personal. En América Latina, la falta de acceso a información clara y tratamiento adecuado contribuye a que muchas mujeres no busquen ayuda médica.
La buena noticia es que la creciente atención que las mujeres dedican a estos temas ha fomentado avances en la medicina y un enfoque más integral en el manejo de la menopausia. La menopausia no debe verse como el final de la vida sexual, sino como una oportunidad para adaptarse, explorar nuevas formas de intimidad y fortalecer el vínculo en las relaciones. Con un enfoque adecuado y el acompañamiento médico correcto, las mujeres pueden continuar disfrutando de una vida sexual activa y plena durante esta etapa de sus vidas.
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